El juego no sólo es un derecho del niño que reconocen las Naciones Unidas en la Declaración Universal de los Derechos del Niño (20 de noviembre de 1989), sino también una necesidad que tiene para desarrollarse y aprender.
Cómo dice Elinor Goldschmied, si observamos detenidamente a un niño cuando
juega, nos sorprenderá la concentración profunda que tiene y el placer
inmediato que le proporciona, la misma concentración que nosotros
consideramos necesaria para llevar a cabo un buen trabajo. Y es que en
el mundo del niño, juego y trabajo están muy relacionados, no se puede
separar una cosa de otra, cuando un niño juega, trabaja al mismo tiempo.
El niño desarrolla su imaginación y se divierte. No hay mejor forma de aprender que disfrutar haciéndolo.
«Docere, Delectare et movere» (Cicerón)
«Docere, Delectare et movere» (Cicerón)

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